La reciente rebaja de los derechos de exportación a los principales productos agroindustriales tendría un impacto fiscal estimado en una reducción de 511 millones de dólares, aunque al mismo tiempo mejora de manera directa el precio que reciben los productores y fortalece los incentivos a la inversión, de acuerdo con un informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario.
Así lo explicó Bruno Ferrari, jefe del Departamento de Estudios Económicos de la BCR, al detallar el alcance del decreto 877/2025, que oficializó la medida anunciada por el Gobierno el pasado 9 de diciembre. La normativa estableció una baja aproximada del 20% en las alícuotas para trigo, cebada y girasol, y del 10% para los complejos de soja y maíz, que concentran el mayor volumen exportador del país.
En términos concretos, el derecho de exportación del poroto de soja bajó de 26% a 24%, mientras que harina y aceite pasaron de 24,5% a 22,5%. En el caso de los cereales, trigo y cebada redujeron su alícuota de 9,5% a 7,5%, el maíz y el sorgo de 9,5% a 8,5%, y el girasol de 5,5% a 4,5%.
Desde el punto de vista fiscal, Ferrari apuntó que, con el esquema previo vigente hasta comienzos de diciembre, la recaudación por derechos de exportación de los principales productos agroindustriales habría alcanzado a 5.320 mill/dol en 2026. Con las nuevas alícuotas, ese aporte se reduciría a 4.809 mill/dol.
No obstante, Ferrari subrayó que la baja de retenciones tiene un efecto positivo inmediato sobre la capacidad de pago del mercado local. Al analizar el FAS teórico —el precio teórico que puede pagar la exportación—, señaló que en el caso de la soja pasó de 320 dol/tn con el esquema anterior a 329 dol/tn con las nuevas alícuotas, lo que implica una mejora cercana a 40 dol/tn respecto de los valores de comienzos de año.
En declaraciones a Agroindustria en Foco por Eco Medio AM 1220, el economista aclaró que se trata de valores teóricos y que el precio efectivo depende de la dinámica del mercado. Pero remarcó que se trata de una medida permanente lo que aporta previsibilidad, a diferencia de reducciones transitorias aplicadas en el pasado.
Finalmente, Ferrari destacó que la mejora en los ingresos disponibles genera un mayor margen para invertir en tecnología, fertilización y manejo, lo que resulta clave para sostener la competitividad frente a países como Brasil y Estados Unidos. “Argentina necesita ser competitiva en términos de productividad para mantener el lugar que el sector agroindustrial logró en las últimas décadas”, concluyó.