

El entusiasmo inicial de la campaña triguera se fue desinflando. Los precios del cereal comenzaron por encima de los 200 dólares la tonelada, con fertilizantes accesibles y perfiles de suelo bien recargados, lo que alentaba la expectativa de superar las 7 millones de hectáreas sembradas.
Sin embargo, el aumento de los insumos y la caída en la cotización del grano cambiaron el panorama. A esto se sumaron excesos hídricos en el sudeste bonaerense y falta de humedad superficial en la región pampeana, dejando una superficie implantada por debajo de lo previsto.
Según Jeremías Battistoni, analista de granos de AZ-Group, en el sur bonaerense se necesitan 33 qq/ha para cubrir costos directos y 54 qq/ha para cubrir los costos totales en un campo alquilado a US$350/ha. Con rindes proyectados en torno a los 50 qq/ha, el margen es prácticamente nulo.
“Será una campaña para asegurar el cultivo y capturar precios cuando aparezcan oportunidades en el mercado”, advirtió Battistoni en un informe publicado en Agrolatam.
Con márgenes tan ajustados, minimizar riesgos se vuelve fundamental. El informe de AZ-Group subraya la necesidad de recurrir a coberturas contra granizo, incendio, resiembra, heladas y viento.