

Hugo Lattanzi es uno de los productores agrícola-ganaderos que han desembarcado en Río Negro recientemente. Es ingeniero agrónomo y maneja 400 hectáreas en la localidad cordobesa de Camilo Aldao, ubicada en la zona núcleo agrícola argentina.
Decidió concretar un viejo anhelo: invertir en tierras bajo riego en la Patagonia. Eligió un campo de 100 hectáreas en Lamarque, en el corazón del Valle Medio del río Negro, atraído por la alta heliofanía del lugar, la disponibilidad de agua (que representa “un riesgo menos”) y su conocimiento previo de la región.
En su primera experiencia productiva en la zona, Lattanzi logró rendimientos sobresalientes de maíz (125 quintales por hectárea de grano seco) y ya trabaja para ampliar la superficie cultivada. Su objetivo es replicar allí el modelo agrícola-ganadero que desarrolló en Córdoba, consistente en un sistema de recría bovina a pasto. Los resultados obtenidos lo impulsan a seguir invirtiendo e, incluso, a evaluar la compra de más tierras en la provincia de Río Negro.
Lattanzi nació en Río Gallegos, Santa Cruz, en 1982, en plena Guerra de Malvinas. Su infancia transcurrió entre Camilo Aldao, en el sudeste cordobés, y Plaza Huincul, Neuquén, donde completó la escuela primaria y secundaria. Desde joven mostró interés por la producción agropecuaria, un legado familiar que se remontaba a las 100 hectáreas agrícolas que había manejado su abuelo en Córdoba.
Cuando cursaba la materia Hidrología en la Universidad Nacional de Córdoba, relacionaba los contenidos con el Alto Valle del río Negro, zona que conocía por su paso por la Norpatagonia. Aquella curiosidad lo llevó a visitar el INTA Alto Valle para investigar el período libre de heladas y confirmó la factibilidad de producir cultivos estivales bajo riego.
La alta heliofanía, las noches frescas y la disponibilidad de agua de calidad (que representa «un riesgo menos» son algunos de los factores que llevaron a Lattanzi a elegir Río Negro para producir.
El tiempo confirmó que más al este, en el Valle Medio, el calendario agrícola era incluso más favorable. Con el antecedente de trabajar con su coterráneo Jorge Mazzieri, visitando en la zona el campo llamado Kaita-Co, y tras años de buscar la oportunidad, en 2024 convenció a la familia y concretó la compra de una chacra en Lamarque. “En Córdoba una hectárea cuesta lo mismo que tres acá”, resume.
El establecimiento, de 100 hectáreas netas sobre ruta, estaba prácticamente listo para producir: desmontado y con acceso directo a riego por manto. El primer año, Lattanzi decidió alquilar 30 hectáreas para producir maíz a Gastón Pérez, un ingeniero agrónomo del lugar. La prioridad era obtener información de primera mano sobre el potencial productivo de la tierra.
La cosecha superó las expectativas: registró rendimientos de 125 quintales por hectárea (qq/ha) de grano seco, destinados íntegramente a ganaderos de Río Negro, provincia con déficit de maíz. Las semillas empleadas fueron Illinois 799, de YPF Agro, y Duo 225. Considerando riego, insumos, labores y arrendamiento, el costo total de producción fue de 71,2 qq/ha de maíz, reveló Gastón Pérez.
Finalizado el contrato previo con un ganadero que ocupaba el resto del predio, Lattanzi avanza con relevamientos topográficos y mejoras en los canales de riego para poner en producción las 70 hectáreas restantes. Planea hacerlo nuevamente en sociedad con el mismo productor local, aprovechando su red de prestadores de servicios para siembra, fumigación y cosecha. “La zona me gusta, está buena, es interesante, se puede crecer y los rendimientos son muy buenos”, afirma.
El objetivo final de Lattanzi es replicar en Río Negro el sistema agrícola-ganadero que aplica en Córdoba: recría bovina a pasto bajo el esquema de Pastoreo Racional Voisin (PRV). Este método, que conoció en el establecimiento El Mate de Adelia María, prioriza aguadas en cada lote, estadías cortas de los animales y protección del rebrote, optimizando la producción forrajera.
En Lamarque proyecta tres años de maíz seguidos de alfalfa, con eventuales cultivos intermedios como cebolla y verdeos de invierno cuando se incorpore la ganadería. También evalúa eliminar canales obsoletos para ganar superficie y nivelar el terreno para un riego más uniforme. Más allá de la diversificación, su apuesta de fondo es clara: producir a escala, con seguridad hídrica y estabilidad en los rendimientos.
La experiencia inicial no deja dudas. “Del dicho al hecho hay un trecho que se cumplió. El campo iba a andar, y anduvo”, asegura. Tan convencido está que ya recorre otros campos en el Valle Medio, en busca de su próxima inversión: “Las producciones nos asombran; cuanto más al sur, más heliofanía y noches frescas, y al maíz eso le sienta bien”.
La disponibilidad de agua de calidad para riego, proveniente del río Negro, ha sido clave en la decisión de apostar por la tierra norpatagónica. Lattanzi cree que ello constituye un riesgo menos respecto del campo que tiene en Córdoba: sabe que las sequías no son algo por lo que deba preocuparse.
fuente: rionegro.com