

Tornquist dio en los últimos días un paso fundamental para la consolidación de una nueva industria en todo el Sudoeste Bonaerense: la puesta en valor de la lana ovina de descarte.
La iniciativa, denominada “Economía circular a partir de la puesta en valor de la lana ovina y su industrialización en la región Sudoeste de la Provincia de Buenos Aires”, es impulsada por la Universidad Provincial del Sudoeste y la secretaría de Ambiente y Desarrollo Productivo.
El proyecto, de acuerdo a lo explicado por el municipio, busca diversificar la cadena de valor del sector productivo ovino de la región, recuperando la lana resultante de las esquilas anuales e instalando un espacio de procesamiento y acondicionamiento del material, mediante el uso de tecnologías de baja complejidad. En pocas palabras, la idea es generar un polo industrial que recolecte y utilice la materia prima de los productores locales, para fabricar estos elementos y, luego, utilizarlos en forma local o bien venderlos.
Los resultados de este desarrollo serán procesos productivos de triple impacto, en todas sus fases: circulación de la lana de descarte periódica, sin almacenamiento en los campos y sin necesidad de quema; creación de un espacio de trabajo comunitario en la localidad de Tres Picos donde, además de agregar valor mediante el acondicionamiento del material, se compartan saberes, y se desarrollen nuevas ideas, prototipos y aplicaciones a partir del contacto directo con la lana.
Así, como primera aplicación concreta de la lana acondicionada, se desarrollarán paños aislantes para la construcción.
En ese sentido, se explicó que como la región posee un sector de producción artesanal relacionado al rubro textil, principalmente liderado por mujeres, las mismas podrían sumarse al proyecto, a fin de potenciar sus capacidades en la obtención de nuevos productos, y retroalimentar el espacio de trabajo, compartiendo sus saberes con el resto de la comunidad.
La lana, se aclara desde la comuna, estaría asegurada: los ovinos del Sudoeste Bonaerense se producen esencialmente para carne y la lana obtenida no es de calidad para la industria textil. Según relevamientos propios, existen los suficientes ovinos en el distrito como para dar el puntapié inicial, y después se avanzaría en acuerdos similares con otros territorios de la zona. De hecho, explican que muchos productores no saben qué hacer con la lana que obligadamente deben esquilar y que usualmente terminan quemando, enterrando, malvendiendo o almacenando en galpones.
Así, el producto final es un material similar a la lana de vidrio, pero sin sus características negativas, ya que se trata de un elemento ecológico que no se deshace con el paso del tiempo. Tampoco –aseguran- genera problemas para la salud.
¿Carne o lana?
Según se explica desde la Provincia, las razas ovinas preparadas para la producción de carne tienen una lana gruesa y rústica, que no se puede emplear en la industria textil.
Sin embargo, esto no implica que los animales no deban ser esquilados anualmente, ya que esto generaría inconvenientes en su desarrollo y su salud. Esta cuestión termina siendo un problema para los chacareros, que deben deshacerse de la lana sobrante –por ahora inservible- quemándola, enterrándola o dándola como una módica parte de pago de la esquila.
A partir de datos oficiales de Senasa, en la provincia de Buenos Aires se trataría de unos 3,8 millones de kilos que se podrían reunir año a año. En ese sentido, el 97% de esta lana pertenece a pequeñas unidades productivas que, solo en territorio bonaerense, son aproximadamente 24 mil.
Se entiende que la utilización de este material actualmente desperdiciado, para producir mantos termo-acústicos, generaría en un beneficio directo para este sector.
fuente: lanuevaprovincia